Esta mañana me he cruzado con mi vecino. Vive arriba, en el piso de arriba. Está casado. Antes tenía una furgoneta, ahora una bici. Antes estaba a tope de trabajo, ahora se le ve por el barrio a cualquier hora de la mañana o de la tarde. Antes pensaba cuándo tendrá hijos, ahora no. Ahora pienso si será feliz, si es esto lo que el quería o se había planteado para sí mismo. Antes no.
Cuando todo va bien parece que la felicidad se da por supuesta. Cuando las cosas van mal dadas es cuando te planteas si eres feliz, qué te falta para ser feliz, qué has hecho mal para que las cosas que antes iban bien ahora vayan mal... y yo soy feliz? De verdad quiero saberlo?
Es todo tan relativo... Es todo tan dependiente de tantas variables... Cuántas veces nos hemos preguntado y si hubiera escogido de otra manera? Y si hubiera cogido ese tren? O, porqué cogí ese tren?
Yo me lo pregunto continuamente porque tengo la sensación de escoger siempre mal, de escoger el camino equivocado, de subir al tren que no era para mi o de estar siempre en la estación equivocada en el momento menos oportuno.
Ojalá mi vida fuera como una serie y supiera cómo acaba. Ojalá fuera Ted y le estuviera contando a mis hijos "Cómo conocí a vuestra madre". Ojalá tuviera tan claro cómo es mi "hombre" ideal. Ojalá tuviera las oportunidades que tiene él. Ojalá hubiera encontrado al amor de mi vida tal y como se encontraron Marshall y Lily. Ojalá mi vida fuera como la de Ted... vaya gran camino está recorriendo para llegar a un buen final.Tras la magnífica serie sobre la amistad y el amor, Friends, Cómo conocí a vuestra madre es la más digna heredera de las aventuras de los clientes del Central Perk.
No hay más que seguir el rastro de un paraguas amarillo...